Cuando tenía un blog o por qué nunca debería[mos] dejar de escribir.
Con mis compañerxs de trabajo coqueteamos con la idea de tener un blog. A decir verdad, coqueteamos con varias ideas. Por ejemplo, hacer uno o más cortos: la imposibilidad de levantarse de la típica silla con rueditas oficinesca y que tengas que llegar al subte en ella, cantando Ópera. O formar una banda: Los Storni’s creo que fue el primer nombre y Campoludo Negro uno de los últimos. O poner un bar, de ese si me acuerdo el único nombre que tuvo: el Alto Tribunal, con tragos y platos especiales nombrados como los jueces/juezas de las distintas conformaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El punto es que fantaseamos con la idea de escribir, de escribir un blog: Infobardo. Hoy saqué el dominio de ese blog, en la plataforma blogspot.es. Supongo que pronto estará lleno de cosas interesantes. Para sacar ese dominio exploré también Blogger. Cuando la abrí pasó algo muy curioso: noté que yo ya tenía un blog. De hecho, tengo dos, pero sólo este tiene entradas. Leí entonc